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12 de Enero de 2021

El carisma ganará las elecciones del 2021: Tony Domínguez

Aunque usted no lo crea, no todo es dinero.

¿Cuántas veces hemos escuchado la expresión “don de gentes”? ¿Existe realmente esa cualidad y, en caso que así sea, la poseemos?

Se dice que el carisma es la cualidad o don natural que tiene una persona para atraer a los demás con su presencia, su palabra o su personalidad. Y es que se trata de individuos que tienen la capacidad de transferir el entusiasmo necesario para trabajar con pasión en un sinfín de proyectos.

El carisma permite que se destaque entre la multitud, causando una buena impresión en las personas y no sólo eso, convertirse en un ejemplo que llega a inspirar. Así los calificó el sociólogo alemán Max weber en “Modelos a seguir”.


¿Cuántos de nuestros políticos son un ejemplo a seguir? Contesten a su criterio. Porque si somos sinceros, no hay muchos candidatos fuertes o carismáticos hoy, pues la mayoría de ellos no pueden resistir el escrutinio o la crítica.

La persona carismática se convierte automáticamente en líder, y se logra ser líder una vez que se gana la atención de la gente, demostrándoles con respeto que es importante lo que les pasa, lo que les preocupa, lo que les aqueja y todo aquello que les significa un anhelo. Dicha condición les permite organizar equipos que van cumpliendo tareas, que a su vez los convertirán en grupos motivados y por ende exitosos.


En el terreno religioso el carisma es un don de Dios, es decir, son las gracias concedidas (y que no cualquiera tiene) para lograr el bien común. Y si lo trasladamos fuera del ámbito de la teología, podríamos entender que la persona carismática posee la habilidad de motivar o entusiasmar a quienes le rodean.


Así que el candidato más emocionado, que logre transmitir dicha emoción, siempre llevará la ventaja. No hay como seguir a alguien a quien le apasiona lo que hace y que además lo desempeña con alegría.


Y el que una persona sea encantadora no tiene nada que ver con la edad sino con la virtud de hacerle la vida más agradable a los demás y sobre todo, ser optimista en cualquier situación. No se antoja trabajar o encumbrar a un caradura. Desafortunadamente ha sucedido.


Las personas conocidas por tener “don de gentes” tienden a ser muy empáticas con el prójimo, mucho más en épocas de adversidad; son generosos y suelen ser buenos escuchando, conversando, en fin, dedicando tiempo a los demás. Y no es algo que se pueda fingir.


Un político fingido siempre nadará contra corriente. Por cierto, es importante recordar el valor que tiene en las carreras políticas el cumplimiento de los compromisos. Los políticos deben prometer menos, hacer mucho y cumplir lo más que se pueda, entendiendo que los compromisos son inmunes a las circunstancias y no debe haber pretextos para dejarlos de cumplir.

Estoy convencido de que habrá políticos que sabrán navegar con carisma, pasión y alegría, y que en definitiva disfrutarán el proceso electoral porque serán como pez en el agua, porque lo suyo es andar en campaña siendo uno con el pueblo, demostrando que no siempre gana las elecciones el que tiene más dinero. Así sea.


Es mi pequeña reflexión. Bendiciones!.


                    ---- Tony Domínguez


P.D. Nunca subestimes el poder de una sonrisa.

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