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03 de Septiembre de 2020

Políticos millenial; a generación de la rosa roja Por: Héctor Luján

Héctor Gabriel Luján de 25 años es Licenciado en Administración Gubernamental y egresado de la Maestría en Administración Pública por la UACH, miembro fundador de la Red Mexicana para el Servicio Público, actualmente es consejero técnico de Posgrado en la Facultad de Contaduría y Administración y Consejero Estatal de la Juventud, además se desempeña profesionalmente como Auditor de Cumplimiento Financiero en la Auditoria Superior del Estado de Chihuahua.

Se consideran personas jóvenes, en términos generales, las que tienen edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, representando una franja de edad lo suficientemente amplia para abarcar las distintas manifestaciones de la juventud.


En México las y los jóvenes representan un grupo poblacional dinámico y con un crecimiento significativo. Actualmente existen más de 37.5 millones de personas jóvenes en todo el país, representan el 31.4% de la población total según CONAPO (2016). Contrario a los pronósticos, en los pasados comicios el voto de las juventudes fue relevante y elevó la participación por encima del 63% de padrón electoral.


Ante el complejo contexto en el que estamos desarrollándonos, no creo que haya existido una generación con tantas ganas de discutir las condiciones actuales, que tiene más interés en la política, pero al mismo tiempo más desconfianza en los partidos y en las instituciones. 


La tercera revolución industrial en la que estamos viviendo, llamada revolución científico- tecnológica juega un papel fundamental en como nos desenvolvemos los jóvenes en el ámbito profesional, para nadie es ajeno como todo esta en proceso de automatización y digitalización y el servicio público no se queda fuera. Hemos podido observar un auge en las figuras políticas jóvenes con ideas reformistas.


Partimos de la idea de que nuestra generación se plantea que tenemos que cambiar las condiciones estructurales e institucionales y comenzar a tomar una visión transgresora hacia el capitalismo salvaje y a las prácticas monopólicas que aumentan la brecha económica de los llamados súper ricos y los súper pobres y comenzar a tomar con la seriedad necesaria el hecho de que este planeta no es capaz de mantener los niveles de industrialización, consumo y deshecho que se mantienen hasta hoy. Somos una generación que concibe al dinero ya no como un fin mismo, sino como un medio para llegar a un fin, donde lo más importante no es generar dinero, sino generar valor, una generación que quiere democracia, pero una más social.


Es por esto por lo que se busca una alternativa al modelo, que sea una mirada diagonal que permita caminar por la política mirando hacia la derecha y la izquierda, tomando un poco de mercado de la primera y conservando algo de equidad social de la segunda, una alternativa que comience a cambiar incluso los aspectos culturales de cómo hacemos política, con un fundamento sólido y con alineación a la agenda 2030.


La rosa roja es símbolo internacional de la socialdemocracia, un sistema político y económico que contempla una economía mixta controlada democráticamente que contemple la globalización del mercado y sea competitiva y que ha ganado mucha popularidad entre los políticos jóvenes, que se caracterizan por alejarse de los extremos y buscar la conciliación desde el centro.


Esta ideología política, social y económica tiene entre sus principales características una economía con libertad de comercio global, pero con prevalencia del Estado en la expansión del interés público y respeto a los derechos humanos a través de la promoción de la justicia social y las libertades. Busca contrarrestar los efectos de la pobreza y atender a las causas buscando asegurar a los ciudadanos con rezago contra las diferentes dimensiones de la pobreza y desigualdad dentro de un Estado de Derecho.


Otra de las características mas notorias e importantes de esta corriente ideológica es la protección del medio ambiente a través de las leyes, por ejemplo, la financiación de energía alternativa, además recursos y leyes destinados a combatir el calentamiento global. No hay partido político en la historia de México que se haya hecho cargo de una genuina agenda de desarrollo sustentable y de protección y recuperación del medio ambiente.


La socialdemocracia exige que se contemple al desarrollo sustentable no como una política pública, sino como un eje transversal para la definición de todas sus políticas y estrategias de intervención.


Nuestra generación tiene la indiscutible responsabilidad de construir un sistema más justo, que logre realmente un Estado de bienestar o al menos que logre consolidar las bases para ello, una generación con visión de Estado transexenal, altamente capacitada gracias a la revolución digital y con sensibilidad hacia los problemas sociales.


Sabemos que el capitalismo no es el mejor modelo económico y político, porque esta acabando con los recursos naturales y porque esta haciendo mas grande la brecha económica de clases, pero también sabemos que el capitalismo es lo que tenemos, no podemos hacer un cambio abrupto del sistema porque colapsaría, pero podemos generar cambios que hagan que el capitalismo evolucione de una manera más social, que permita la generación de valor pero que redistribuya la riqueza de tal manera que no haya gente en situación de extremo rezago social utilizando herramientas como las empresas sociales o la economía solidaria.


Sin duda el pensar en transformar el país en el que vivimos suena utópico, pero ¿Para qué nos sirve la utopía si no para levantarnos todos los días a perseguirla?

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