Si Xi materializa las reformas que impulsan el crecimiento, y si el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no logra sacar adelante sus propuestas para renovar la infraestructura y expandir la fuerza laboral, las proyecciones de Bloomberg Economics sugieren que China podría ocupar el primer lugar —en el que Estados Unidos lleva más de un siglo— en el año 2031.
Pero ese resultado no está para nada garantizado. La agenda de reformas de China está debilitada, los aranceles y otras restricciones comerciales interrumpen el acceso a los mercados globales y las tecnologías avanzadas, y el COVID elevó la deuda a niveles récord.
El escenario pesadilla para Xi es que China siga la misma trayectoria que Japón, también percibido como un potencial rival de Estados Unidos antes de que su economía colapsara hace tres décadas. Una combinación de fracaso de las reformas, aislamiento internacional y crisis financiera podría frenar a China antes de que llegue a la cima.